martes, 25 de noviembre de 2008

Villa Excelsior



En un camino apartado de Barcellina, muy cerca de Luarca, sobrevive a duras penas una casa que llama la atención por su lujo. Su cúpula verde asoma entre los árboles pidiendo auxilio.
Esta vivienda fue mandada construir en 1911 por Manuel Méndez de Andés, indiano enriquecido en Argentina gracias a su próspera fábrica de tabaco La Abundancia, que comercializaba los cigarros "Excelsior". Dejó el proyecto de su casa en manos de Manuel del Busto (ver "Manuel del Busto, arquitecto"), que se encontraba entonces levantando el Casino de Luarca.
La casa aún sigue impresionando por sus dimensiones, el juego de volúmenes que hipnotiza al que la contempla, sus vidrieras de lazos y su cúpula de escamas verdes. Mármoles y maderas exóticas adornaban el interior. Los muebles fueron comprados en Londres en la Casa Maple (conocida por aquel tango), transportados a Luarca en barco. Además, contaba con agua corriente y calefacción ya en su inauguración en 1914. La sala de billar, de dos alturas, recorrida por una barandilla de caoba e iluminada por una vidriera, reparte las demás (incontables) habitaciones. El último piso está reservado al servicio, y desde la cúpula se contempla una vista privilegiada, con las montañas, la rasa costera y el mar al fondo. Separada de la casa, la vivienda de los caseros y las caballerizas. Allí guardaban uno de los dos únicos coches que circulaban por Luarca en esos años.
El jardín fue diseñado por un jardinero de la Corte, que incluyó en él árboles de raras especies únicos en la zona, así como paseos, una pista de tenis y una fuente recorrida por una columnata.
Las fiestas que organizaba el matrimonio y sus seis hijos eran conocidas en toda la zona.
Manuel Andés vivía entre Argentina y Luarca, mientras su mujer y sus hijos se asentaron en Villa Excelsior. Este esplendor fue breve: la fábrica comenzó a ir mal, y la afición a las apuestas y la excesiva generosidad de Don Manuel acabaron con la época de bienestar. Tal vez por eso, ya arruinado, se negó durante años a regresar a Luarca, temeroso de enfrentarse al fracaso. El destino le evitó esta vergüenza, ya que murió en el barco que lo traía de regreso a España.
Tras los escasos años de bonanza económica, Villa Excelsior se hunde en un declive que dura hasta hoy. Una hija de Don Manuel fue su última habitante, viviendo ya en la ruina y escuchando cómo por las noches entraban en la casa para robar mientras ella se encerrada en su habitación.
Tras su muerte, los muebles fueron robados, y la casa permanece abierta, sirviendo de campamento de ocupas y lugar de botellones. Las vidrieras están reventadas a pedradas, la humedad se adueña de toda la casa, y la vegetación tampoco ayuda. Un piano maltrecho despojado de sus teclas de marfil habla de las reuniones de la alta burguesía. Los buenos materiales se resisten, brillando la caoba y el mármol como el primer día.
Ahora la casa de los caseros acoge una explotación ganadera, y el jardín, sin protección oficial alguna, desaparece según las necesidades del pastor.
Los herederos no se ponen de acuerdo para su venta, aunque hubo ya varios intentos. Villa Excelsior no resistirá mucho más tiempo. La recordaremos como una Atlántida que creeremos haber soñado, porque dudaremos de que tanta belleza haya existido; y si hubiese sido real, nadie la dejaría morir.

3 comentarios:

maruxia dijo...

que pena tan grande dejar que se pierda villa Excelsior. Somos tontos.estamos en una sociedad que da asco, todas las ayudas se dan a los amigos de "fulanito".... y se pierden patrimonio que no se va a poder recuperar nunca.

Fermina dijo...

Cuánta razón tienes, Maruxina. Muchas subvenciones se solicitan por aprovechar la oportunidad, y llenamos España de centros culturales donde no hay cultura que enseñar, gestor que los organice ni personal ni presupuesto que los mantenga.
Además, parece que la experiencia no nos sirve de nada, y no tenemos interés por conservar algo hasta que quedan poquísimos ejemplares; y sólo entonces los convertimos en museo o hacemos recreaciones, como pasa con la pallozas.
Para los enamorados de la casa, hay un blog con fanáticos como nosotros que aparece realizando la búsqueda "Villa Excelsior" en Google. Parece que es punto de encuentro para una posible plataforma para salvar la casa. Daos un paseo.
Despidámonos impotentes de Villa Excelsior y recordémosla como la punta del iceberg de lo que le estamos haciendo al patrimonio.

Fernanda dijo...

Es una lástima que un inmueble de tanta belleza esté en estas condiciones.
Como patrimonio, Villa Excelsior debería de ser urgentemente conservado para nuestras futuras generaciones.